En 1973, por julio - agosto, mi padre que era viticultor del sur de La Isla de La Palma ya estaba cansado de trabajar como una bestia y solicitar la ayuda de los demás. El sur de la Isla de La Palma en esa época desconocía el asfalto y todo eran pistas en muy mal estado en las que tenías que circular en muchos tramos con la 4x4, y cuando el coche iba cargado tenías que poner la reductora (la "mocha" en Canarias).
Mi padre se gastó 265.000 pesetas y al mes ya tenía su flamante Land Rover Santana 109 Serie IIA.
Como cita algún compañero, yo viajé en la barriga de mi madre al hospital y volví en sus brazos a casa, siempre en el Land Rover (Riete del Isofix). Ya con menos de dos años, comentan mis hermanos mayores, iba haciendo el ruido del Land Rover, incluso el cambio de marchas. Fui creciendo junto al Serie IIA y disfrutando de él. Cuando yo tenía unos 8 - 10 años y el Land Rover unos 112000 km mi padre lo llevó al taller para rectificar el motor, ya que no pegaba nada. A la vuelta para mi el resultado fue maravilloso. Ese ruido cascado (golpeteo de inyección), desaparición de humos y la potencia recuperadas fue como si a mi me hubieran puesto una inyección de vitaminas.
Aprendí a conducir con él y cuando me saqué el carnet, siempre que mi padre no lo necesitara lo usaba yo. Lo llevé muchas veces de marcha, cosa no muy estraña en La Palma en el 95, incluso alguna vez me llevé a alguna chavala a disfrutar de la comodidad de la cabina de este coche.
El tiempo pasa y por motivos de estudios me desplazo a Tenerife. En el año 2000 se le rompe la caja de cambios y hay que cambiar dos piñones, rodamientos y demás, pagando mi padre 106.000 pesetas por la reparación. Cuando va a pasar la ITV le hacen dar más de mil vueltas por los frenos que estaban descompensados. En los carnavales de ese año el coche se queda sin embrague y mi padre, en parte por su edad y lo difícil que se le hacía conducirlo, y el dinero que le echaba, decide no arreglarlo más. Ese ha sido uno de los peores días de mi vida. Ese día lloré, se que es absurdo llorar por una cosa, pero yo lo hice, no me da vergüenza decirlo. Tenía la sensación que estabamos dándole la espalda a un amigo que nos había estado ayudando toda la vida soportando los trabajos más duros a los que se le podía someter, y los que somos de aquí sabemos las barvaridades que se llegaron ha hacer con Los Land Rover.
Me volví a ir para Tenerife y en las vacaciones de Semana Santa, con la ayuda de un buen amigo comenzamos a desarmar el coche para retirar la caja de cambios (los dos habíamos hecho FP Automoción). Cuando sacamos el plato a presión del embrague encontramos el causante de la última avería. Se había desprendido un muelle del disco de embrague y se había metido entre la carcasa y el plato de presión y dificultaba que el plato de presión del embrague actuara correctamente.
Gracias a una donación que me hizo un profesor de la FP antes de la Pascua de Resurección el Land Rover había vuelto a la vida, pero ya mi padre se había comprado una porquería de Seat Ibiza y traspasado el seguro del Land Rover, y yo como buen estudiante no tenía ni una peseta.
Cada vez que venía de vacaciones lo conducía por las pistas que habían cerca de mi casa. Ya había que arrancarlo sobre un cambio porque no tenía batería, así como dejarlo calentar bien, ya que por esa época tenía unos 475000 km, o sea, 363.000 km sin rectificar.
Acabé los cinco años de carrera y el año de practicas yt comencé a trabajr en la península. Despuer de un par de meses, vía telefónica, llamé a la Grúa y mandé al Land Rover al Taller. Se le cambiaro Toberas, se revisó y caló Bomba de Inyección, se hicieron varios tramos de tuberías de frenos, así como algún bombín de freno, se puso batería nueva y se cambiaron todos los líquidos. La broma salió por unos 1.200 €, los cuales me parecieron un minucia cuando volví y lo pude probar. Lo llevé en grua a la ITV y le puse seguro.
Despuéss de varios años trabajando en península me vuelvo para La Palma y con mi hermano mayor decidimos pintar el coche, al que ya se le veía asomar el color aluminio por muchos sitios, y las partes de acero ya tenían mucha corrosión. Mi hermano encontró en Gran Canaria un Santana 2.5DL en un desguace y al final se le puso al Serie IIA Motor, Caja de Cambios, overdrive de un Cazorla, Ejes ...
El coche quedó espectacular, o eso me parece a mi. Por diferencias con mi hermano, y para evitar problemas, renuncio al Serie IIA y adquiero un 109 Seis Cilindros PicK-UP del 83-84. Este coche había sido de una cooperativa de plátanos y tenía dirección asistida, pero, en esta vida siempre hay un pero, la chapa, la de acero estaba muy muy podrida, y además el motor de arranque era un Femsa, que más puedo decir.
Debido a mil casualidades y al abandono que mi hermano había hecho del Serie IIA hablo con él y con mi padre y le pido que si me puedo quedar con el coche y yo me encargo de arreglarlo, a lo que acceden.
El día que el Serie IIA estaba ya a mi nombre fue una sensación tan gratificante como cuando miré la nota del proyecto fin de carrera. Desde entonces es mi "ser" más querido, con todos los respetos hacia mi familia.
Ahora estoy intentando resucitar el Seis Cilindros, cosa ardua y no libre de mil enfados, pero que cuando arranca, esa melodía del motor de seis cilindros hace olvidar.